miércoles, 15 de diciembre de 2010

Scott Han "CREÍA QUE LA IGLESIA CATÓLICA ERA EL ENEMIGO DEL VERDADERO CRISTIANISMO"

1.- ¿CÓMO SE PUSO AL CORRIENTE CON LA FE CATÓLICA?¿QUÉ LE LLEVÓ FINALMENTE A ABRAZARLA?
¡Primero me di a conocer como su enemigo! Yo era un protestante convencido, calvinista en mi pensar y con un estilo evangelista. Creía que la Iglesia Católica era el enemigo del verdadero cristianismo. Estaba enamorado de la Biblia y ésa era mi perdición como protestante. A pesar de mi resistencia, mi estudio bíblico me llevó a adoptar un punto de vista sacramental global. Esto me llevó a ver la necesidad de objetiva y terrena autoridad en las personas unidas con Dios. Me llevó a los Padres de la Iglesia, que eran profundos intérpretes de la Biblia. Lo que encontré en los Padres era una iglesia que correspondía perfectamente con la religión bíblica, pero que se parecía mucho a la Iglesia Católica. Yo quería estar allí con los Apóstoles, los Padres, los mártires y los santos.
2.- EN LA "CENA DEL CORDERO" DESCRIBIÓ SU PRIMER ENCUENTRO CON LA SAGRADA EUCARISTÍA. ¿PODRÍA CONTARNOS SU EXPERIENCIA Y LO QUE LOS PRIMEROS CRISTIANOS TUVIERON QUE VER EN ELLO ?
Había estado estudiando los escritos de los Padres, y había encontrado contadas referencias a "la Liturgia", "la Eucaristía", "el Sacrificio". Para esos primeros cristianos, la Biblia -el libro que yo más quería- era incomprensible separado del acontecimiento que los católicos actuales denominaban "la Misa". Bueno, yo no había tenido ninguna experiencia litúrgica, así que me persuadí para ir y ver, como parte de un ejercicio académico. Conforme la Misa transcurría, comencé a darme cuenta de lo bíblica que era: un versículo era de Isaías, otro de los Salmos, otro de san Pablo. La experiencia fue abrumadora. Entonces, vi al sacerdote levantar la hostia y sentí una jaculatoria que salió de mi corazón en un susurro: "Señor mío y Dios mío. ¡Realmente eres Tú!" Continué resistiéndome a la conversión, pero la resistencia fue inútil desde aquél momento.
3.- ¿QUÉ RELEVANCIA TIENEN HOY LOS PRIMEROS CRISTIANOS? ¿QUÉ COSAS TIENEN EN COMÚN CON NOSOTROS?
Scott Hahn
La naturaleza humana no ha cambiado. Ellos hablaban de las mismas preocupaciones que tenemos hoy -la necesidad de salvarse, el deseo de ser virtuoso, la dificultad para superar el pecado-. Hablan de eso temas con cierta frescura. Cuando leemos a los Padres, estamos escuchando el Evangelio como fue predicado al mundo pagano. También nos proporcionan excelentes modelos para llegar a un mundo, como el nuestro, que ha sido repaganizado.
4.- HA ESCRITO NUMEROSOS LIBROS SOBRE TEMAS RELACIONADOS CON LA FE CATÓLICA Y LA SAGRADA ESCRITURA. ¿CUÁL ES SU PROPÓSITO Y QUÉ PRETENDE CONSEGUIR CON ELLO?
Mi propósito ahora es el mismo que ha sido durante décadas: fomentar la capacidad para comprender la Biblia en todos los católicos y la elocuencia para que profesores y clérigos la expliquen correctamente. Esto suena absurdamente ambicioso, lo sé, pero es cierto.
No es sólo el propósito de mis libros, sino también la misión del Centro de Teología Bíblica de San Pablo, que yo fundé. El centro ofrece gran variedad de actividades, muchas para católicos ordinarios, pero muchas otras para estudiantes.Ofrecemos estudios bíblicos de manera gratuita por internet, organizamos conferencias, formamos catequistas con los mejores métodos para guiar el estudio bíblico, tenemos nuestras propias publicaciones (libros, una revista, una hoja informativa), organizamos peregrinaciones a Roma y a Tierra Santa, poseemos una de las mejores bibliotecas para estudios bíblicos en internet.
Después de casi veinte años escribiendo y diez años dirigiendo el centro, estoy animado por los logros conseguidos. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer. Y sé que Dios lo hará. Así que, aun siendo mi trabajo, no hay de qué preocuparse.
5. ¿CUÁL ES EL SECRETO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS PARA SU RÁPIDA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO ANTIGUO? ¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE ELLOS?
Diría que era la frescura del Evangelio. Ellos (los paganos) lo oyeron y vieron que era algo completamente diferente a lo que su cultura les estaba ofreciendo. Por esa razón era atractivo. Nosotros, después de un milenio y medio de legal y establecido cristianismo, nos hemos dejado de dar cuenta de que el Evangelio sigue siendo fresco, nuevo y radical. Muchas veces se sigue manteniendo erróneamente en severo contraste con lo que la cultura nos ofrece. Necesitamos sumergirnos en un estudio lleno de oración y en una oración llena de estudio, y así veremos a Jesús más claramente. Él se encargará de todo desde ese momento. Si algo nos falta es esa amistad con Él, sostenida a través de una constante y disciplinada vida de oración.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Lewis autor de Narnia

C. S. Lewis: La conversión de un filósofo

José Ramón Ayllón, "Dios y los náufragos"
Todo un maestro de la escritura

Ateísmo

C. S. Lewis fue un hombre lleno de amigos, libros y alumnos. Nació en 1898, y en 1925 ya enseñaba filosofía y literatura en Oxford. Hasta su muerte en 1963 fue un profesor eminente, autor de célebres ensayos, cuentos y libros de texto. Su vida está marcada por su conversión al cristianismo a la misma edad que San Agustín. Ese giro radical lo explica y justifica en un puñado de libros escritos con un estilo vivo y una lógica apabullante. Lewis domina el arte de argumentar. Su dialéctica apura la ironía y la sutileza, tal y como confiesa haber aprendido de uno de sus profesores:

"Si alguna vez ha existido un hombre que fuera casi un ente puramente lógico, ese hombre fue Kirk (...). Le asombraba que hubiera quien no deseara que le aclarasen algo o le corriegiesen (...). Al final, a menos que me sobreestime, me convertí en un "sparring" nada despreciable. Fue un gran día aquél en que el hombre que durante tanto tiempo había peleado para demostrar mi imprecisión, me acabó adviritiendo de los peligros de tener una sutileza excesiva".
Ateo pero razonable

Lewis era ateo porque, desde la temprana muerte de su madre, sentía el universo como un espacio terriblemente frío y vacío, donde la historia humana era en gran parte una secuencia de crímenes, guerras, enfermedades y dolor.

Catecismo de la Iglesia Catolica

El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia

84 "El depósito" (cf. 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,12-14) de la fe (depositum fidei), contenido en la sagrada Tradición y en la sagrada Escritura fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho depósito, todo el pueblo santo, unido a sus pastores, persevera constantemente en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones, de modo que se cree una particular concordia entre pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida" (DV 10).

El Magisterio de la Iglesia

85 "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.

86 "El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).

87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: "El que a vosotros escucha a mí me escucha" (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.

Los dogmas de la fe

88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.

89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces que iluminan el camino de nuestra fe y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31-32).

90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Concilio Vaticano I: DS 3016: "mysteriorum nexus "; LG 25). «Conviene recordar que existe un orden o "jerarquía" de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana" (UR 11).

El sentido sobrenatural de la fe

91 Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1 Jn 2, 20-27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16, 13).

92 «La totalidad de los fieles [...] no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos" muestran su consentimiento en cuestiones de fe y de moral» (LG 12).

La inmaculada Concepcion

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Los orígenes de la Fiesta

En la Constitución Ineffabilis Deus de 8 de Diciembre de 1854, Pío IX pronunció y definió que la Santísima Virgen María «en el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia concedidos por Dios, en vista de los méritos de Jesucristo, el Salvador del linaje humano, fue preservada de toda mancha de pecado original». De esta manera proclamaba como dogma de fe de forma definitiva lo que la tradición popular había sostenido desde los comienzos de la Iglesia.



1. LA SAGRADA ESCRITURA



En la Sagrada Escritura encontramos algunas referencias (aunque no directas) a la Virgen. El primer pasaje escriturístico que contiene la promesa de la redención menciona también a la Madre del Redentor: “Yo pondré enemistad entre ti y la mujer y su estirpe; ella aplastará tu cabeza cuando tú aceches para morderle su talón” (Génesis 3:15).

Por otra parte en el evangelio de San Lucas, el saludo del ángel Gabriel (Cfr. Lucas 1:28) “Dios te salve, llena de gracia” , “chaire kecharitomene”, indica una alabanza a la abundancia de gracia, un sobrenatural estado del alma agradable a Dios, que encuentra explicación sólo en la Inmaculada Concepción de María. También se han visto referencias a la Virgen María en el libro de los Proverbios, el Eclesiático y el Cantar de los Cantares (Cfr. Cant. 4:7).



2. LOS PADRES DE LA IGLESIA



Respecto de la impecabilidad de María, los antiguos Padres son muy cautelosos, aunque insisten en dos puntos sobre todo: la absoluta pureza de María y su posición como segunda Eva (Cfr. 1 Cor 15:22). Esta celebrada comparación entre Eva, por algún tiempo inmaculada e incorrupta -no sujeta al pecado original- y la Santísima Virgen es desarrollado por varios Padres de la Iglesia: San Justino, San Ireneo de Lyon, Tertuliano, San Cirilo de Jerusalén y Sedulio entre otros.

Los escritos patrísticos sobre la absoluta pureza de María son muy abundantes: Orígenes la llama «digna de Dios, inmaculada del inmaculado, la más completa santidad, perfecta justicia, ni engañada por la persuasión de la serpiente, ni infectada con su venenoso aliento». San Ambrosio dice que «es incorrupta, una virgen inmune por la gracia de toda mancha de pecado». San Agustín declara que todos los justos han conocido verdaderamente el pecado «excepto la Santa Virgen María, de quien, por el honor del Señor, yo no pondría en cuestión nada en lo que concierne al pecado».

Los Padres sirios nunca se cansaron de ensalzar la impecabilidad de María. San Efrén describe la excelencia de la gracia y santidad de María: «La Santísima Señora, Madre de Dios, la única pura en alma y cuerpo, la única que excede toda perfección de pureza, única morada de todas las gracias del más Santo Espíritu [..], mi Señora santísima, purísima, sin corrupción, la solamente inmaculada».



3. EL ORIGEN DE LA FIESTA



La antigua fiesta de la Concepción de María (Concepción de Santa Ana), que tuvo su origen en los monasterios de Palestina a final del siglo VII, y la moderna fiesta de la Inmaculada Concepción no son idénticas en su origen, aunque la fiesta de la Concepción de Santa Ana se convirtió con el paso del tiempo en la de la Inmaculada Concepción.

Para determinar el origen de esta fiesta debemos tener en cuenta los documentos genuinos que poseemos. El más antiguo es el canon de la fiesta, compuesto por San Andrés de Creta, quien escribió su himno litúrgico en la segunda mitad del siglo VII. En la Iglesia Oriental la solemnidad emergió de comunidades monásticas, entró en las catedrales, fue glorificada por los predicadores y poetas, y eventualmente fue fijada fiesta en el calendario de Basilio II, con la aprobación de la Iglesia y del Estado.

En la Iglesia Occidental la fiesta aparece cuando en el Oriente su desarrollo se había detenido. El tímido comienzo de la nueva fiesta en algunos monasterios anglosajones en el siglo XI, en parte ahogada por la conquista de los normandos, vino seguido de su recepción en algunos cabildos y diócesis del clero anglo-normando. El definitivo y fiable conocimiento de la fiesta en Occidente vino desde Inglaterra; se encuentra en el calendario de Old Minster, Winchester, datado hacia el año 1030, y en otro calendario de New Minster, Winchester, escrito entre 1035 y 1056. Esto demuestra que la fiesta era reconocida por la autoridad y observada por los monjes sajones con considerable solemnidad.

Después de la invasión normanda en 1066, el recién llegado clero normando abolió la fiesta en algunos monasterios de Inglaterra donde había sido establecida por los monjes anglosajones. Pero hacia fines del siglo XI, a través de los esfuerzos de Anselmo el Joven, fue retomada en numerosos establecimientos anglo-normandos. Durante la Edad Media la Fiesta de la Concepción de María fue comúnmente llamada la «Fiesta de la nación normanda», lo cual manifiesta que era celebrada en Normandía con gran esplendor y que se extendió por toda la Europa Occidental.

Por un Decreto de 28 de Febrero de 1476, Sixto IV adoptó por fin la fiesta para toda la Iglesia Latina y otorgó una indulgencia a todos cuantos asistieran a los Oficios Divinos de la solemnidad. Para poner fin a toda ulterior cavilación, Alejandro VII promulgó el 8 de Diciembre de 1661 la famosa constitución «Sollicitudo omnium Ecclesiarum» en la que declaró que la inmunidad de María del pecado original en el primer momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo eran objeto de fe.

Desde el tiempo de Alejandro VII hasta antes de la definición final, no hubo dudas por parte de los teólogos de que el privilegio estaba entre las verdades reveladas por Dios. Finalmente Pío IX, rodeado por una espléndida multitud de cardenales y obispos, promulgó el dogma el 8 de Diciembre de 1854.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Daños del aborto (psiquicos)

1ª Web

SECUELAS PSÍQUICAS DEL ABORTO: En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44% se quejaba de trastornos nerviosos, el 36% había sufrido alteraciones del sueño, el 31% tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11% le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. Un estudio retrospectivo detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. El 25% de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3% del grupo de control. Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto.
2ª Web
NECESIDAD DE TRATAMIENTO PSICOLÓGICO:

En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo de control [ 3 % of the control group ]. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto.
3ªWeb

El aborto provoca serios problemas emocionales como:
Remordimientos – La mayoría de las mujeres que abortaron tuvieron sentimientos de remordimiento por la falta del hijo que "debería haber dado a luz".
La salud psicológica y física de la mujer se ve afectada por el aborto de aquel que siempre será para ella, a lo largo de toda su vida, su propio hijo, haya o no nacido.
Los síntomas clínicos del remordimiento que ello provoca, varían y perduran hasta muchos años después del horrendo crimen.
La Dra. Marie A. Peeterers-Ney afirma:
"En la literatura aparecen síntomas tales como (...) el del aniversario de la fecha del aborto o de las fecha en que hubiese nacido el bebé, con motivo del cual la mujer tiene dolores abdominales, migraña, afecciones psicológicas o disfunciones sexuales".
El aborto marca para siempre, como lo confirman numerosos testimonios: "No sé por qué lo hice," declaró una mujer, "pero de lo que sí estoy segura es que aún no me recupero de esa experiencia. Las pesadillas no me dejan vivir en paz."
4ªWeb
En el debate relacionado con la ampliación de la ley del aborto, no es razonable seguir escuchando argumentos no-científicos como cuando se dice que el embrión es como un mioma que forma parte del cuerpo de la madre y por tanto la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Actualmente mas del 97% de los abortos que se realizan en España es para evitar un riesgo psíquico de la madre, pero… ¿realmente disminuye el aborto el riesgo para la salud psíquica de la madre?.
No hay ninguna prueba científica que haya mostrado mejoría en la salud psíquica de las mujeres que han abortado.
Por el contrario hay numerosos estudios científicos que demuestran que el aborto ocasiona a la mayoría de las mujeres un conjunto de graves trastornos psiquiátricos que se engloban bajo la denominación de “síndrome post-aborto”. El síndrome post-aborto es una variante del trastorno post-traumático que se manifiesta en al menos el 65% de las mujeres que se someten a un aborto provocado. Sus síntomas más frecuentes son: Síntomas depresivos (80%), síntomas ansiosos (70%), sentimientos de culpa (50%), sueños o pesadillas que reviven el acontecimiento (58%), intentos de suicidio (40%), abuso de drogas (30%) etc. Según una investigación con mujeres que han abortado el 60% declara “parte de mi murió”.
La evidencia científica demuestra que el someterse a un aborto, lejos de mejorar la salud psíquica de la mujer, ocasiona en la mayoría de ellas graves trastornos psíquicos. No hay ninguna base científica para mantener el riesgo para la salud psíquica de la madre como una justificación para el aborto provocado.

Credo:Jesucristo es Dios y hombre

Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de
todo lo visible y lo invisible.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y
por nuestra salvación bajó del cielo,
que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre;
padeció bajo el poder de Poncio
Pilato
fue crucificado,
muerto y sepultado,
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció
y fue sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre
los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos.
y resucitó al tercer día, según las
Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
La santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Ruinas Arabes

Salimos desde puerta Madrid a las 8:30 hasta que llegamos a los cerros son 4 kilometros al llegar nos dieron una charla sobre las ruinas y los distintos cerros cuando llegamos a las ruinas eran otros 4 kilometros y otros 4 al volver nos toco una monitora muy maja y luego volvimos y tardamos otros 4 kilometros llegamos a las 14:30.
NOS LO PASAMOS TODOS MUY BIEN

jueves, 10 de junio de 2010

seleccion española




camino de santiago











oracion oficial del mundial de sudafrica

Fue divulgada por el arzobispo de Ciudad del Cabo, Thabo Makgoba que, por cierto, tiene entradas para el Argelia-Inglaterra del 18 de junio, y que aprovechó para mostrar su apoyo a la selección sudafricana: “Sé que tengo que decir: ‘que gane el mejor’, pero en mi corazón espero que los ‘Bafana Bafana’ demuestren ser los mejores“.


jueves, 6 de mayo de 2010

pignoise
Que todos somos culpables,
de un mundo sin Dios,
de salir corriendo, cuando el miedo.
Culpables, de un mundo sin Dios,
de salir corriendo, cuando el miedo
சாக்கிய
¿Quién se iba a imaginar que el mismo Dios al regresariba a encontrarlo todo en un desorden infernal?y que se iba a convertir en un desempleado másde la tasa que actualmente está creciendo sin parar

jueves, 11 de marzo de 2010

Antiguamente los judíos y otros pueblos de Oriente Próximo acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como gesto de arrepentimiento profundo. La Biblia menciona múltiples ocasiones y pueblos que utilizaban la ceniza en significado de duelo como en Mt 11:21.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma solía poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. De acuerdo a la creencia, esto recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda a los que la practican que algún día vamos a morir y que el cuerpo se ha a convertir en polvo.
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los cristianos, que conmemoran la Resurrección de Jesús, el hecho que da sentido a toda su religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto abrió las puertas del Cielo a los creyentes. En la Misa dominical se recuerda de una manera especial. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo Resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando se conmemora la subida de Jesús al Cielo.
Durante el período que ahora comienza, los cristianos recordarán la Resurrección y las sucesivas apariciones de Jesús a los apóstoles, a la Virgen y a las Santas Mujeres. El tiempo en que Jesús, Resucitado ya y habiendo vencido a la muerte, permaneció aún en la Tierra.
En la Iglesia Católica, la principal ceremonia del día tiene lugar en su comienzo, en el tránsito entre el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección, cuando se celebra la Vigilia Pascual, la principal ceremonia de cuantas celebra a lo largo del Año Litúrgico la Iglesia. En la misma se da gran importancia al simbolismo de la Luz y se incluye una más extensa lectura de las Sagradas Escrituras. Es uno de los hechos más importantes de la Iglesia Catolica.

El Viernes Santo fue presumiblemente, celebrado ya por los primeros cristianos como un día de ayuno y de duelo. Transmitió este carácter durante siglos. Tertuliano (al final del siglo II) ya testimoniaba sobre el gran ayuno que tenía lugar en aquel día.
Las iglesias protestantes, habían asumido el Viernes Santo como un día celebrativo sólo en parte. En el siglo XVII, se remarcó en este un carácter penitencial, perdiendo así su esencia original. En contra de la práctica antigua, en este día (como el único del año) no se celebraba la Santa Cena, y ésta quedaba en un segundo plano.
Hoy en día, se trata de llegar a celebrar este día nuevamente en el sentido original.
En el día de Viernes Santo, escucharemos como es crucificado el Hijo de Dios. La comunidad cristiana se enmudece, deja sólo hablar a la Palabra de Dios. Esto encuentra su expresión cuando vemos que muchas liturgias de la víspera de la muerte de Jesús contienen sólo una lectura que proviene generalmente de la oración de un Salmo.

En el Viernes Santo se apagan las velas que, son símbolo de la luz viva que, ha sido, que es y será Jesús mismo. Estas se encenderán recién en la noche de Pascua, en la luz que simbolizará la Pascua.

El color litúrgico del Viernes Santo y del Sábado Santo (o de Gloria) es el negro. Aunque también existe la costumbre de retirar todos los paramentos y adornos del altar como señal de "ausencia". El negro es el "color" de la muerte, de la oscuridad, de la negación de toda vida.
En el Viernes Santo, se enmudece la alabanza de la comunidad – el suceso de la cruz la acalla—quizás hasta la avergüenza, en vista del sufrimiento por nosotros de nuestro Señor Jesucristo.

Durante el día de Viernes Santo, enmudecemos en vista de este sufrimiento de nuestro Señor que, se dio para que tengamos Paz con Dios. Pensamos también en las personas que, en nuestro tiempo son perseguidas y asesinadas por confesar sin miedo el nombre de Jesús y debemos reconocer que la injusticia entre nosotros no ha llegado aún a su fin. Por medio de la cruz, seremos fortalecidos para promover en este mundo la justicia y la reconciliación.

La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza.
Con la Pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del Crucificado, con el corazón del discípulo Amado, de la Madre, del soldado que le traspasó el costado.
San Juan, teólogo y cronista de la pasión nos lleva a contemplar el misterio de la cruz de Cristo como una solemne liturgia. Todo es digno, solemne, simbólico en su narración: cada palabra, cada gesto. La densidad de su Evangelio se hace ahora más elocuente.
Y los títulos de Jesús componen una hermosa Cristología. Jesús es Rey. Lo dice el título de la cruz, y el patíbulo es trono desde donde el reina. Es sacerdote y templo a la vez, con la túnica inconsútil que los soldados echan a suertes. Es el nuevo Adán junto a la Madre, nueva Eva, Hijo de María y Esposo de la Iglesia. Es el sediento de Dios, el ejecutor del testamento de la Escritura. El Dador del Espíritu. Es el Cordero inmaculado e inmolado al que no le rompen los huesos. Es el Exaltado en la cruz que todo lo atrae a sí, por amor, cuando los hombres vuelven hacia él la mirada.
La Madre estaba allí, junto a la Cruz. No llegó de repente al Gólgota, desde que el discípulo amado la recordó en Caná, sin haber seguido paso a paso, con su corazón de Madre el camino de Jesús. Y ahora está allí como madre y discípula que ha seguido en todo la suerte de su Hijo, signo de contradicción como El, totalmente de su parte. Pero solemne y majestuosa como una Madre, la madre de todos, la nueva Eva, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la cruz de su Hijo. Maternidad del corazón, que se ensancha con la espada de dolor que la fecunda.
La palabra de su Hijo que alarga su maternidad hasta los confines infinitos de todos los hombres. Madre de los discípulos, de los hermanos de su Hijo. La maternidad de María tiene el mismo alcance de la redención de Jesús. María contempla y vive el misterio con la majestad de una Esposa, aunque con el inmenso dolor de una Madre. Juan la glorifica con el recuerdo de esa maternidad. Ultimo testamento de Jesús. Ultima dádiva. Seguridad de una presencia materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: He ahí a tu hijo.
El soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio cuenta que cumplía una profecía y realizaba un último, estupendo gesto litúrgico. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación. La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús que ahora, como en una nueva creación derrama sobre nosotros.
LA CELEBRACIÓN
Hoy no se celebra la Eucaristía en todo el mundo. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas ni adornos. Recordamos la muerte de Jesús. Los ministros se postran en el suelo ante el altar al comienzo de la ceremonia. Son la imagen de la humanidad hundida y oprimida, y al tiempo penitente que implora perdón por sus pecados.Van vestidos de rojo, el color de los mártires: de Jesús, el primer testigo del amor del Padre y de todos aquellos que, como él, dieron y siguen dando su vida por proclamar la liberación que Dios nos ofrece.
ACCIÓN LITÚRGICA EN LA MUERTE DEL SEÑOR
1. LA ENTRADA
La impresionante celebración litúrgica del Viernes empieza con un rito de entrada diferente de otros días: los ministros entran en silencio, sin canto, vestidos de color rojo, el color de la sangre, del martirio, se postran en el suelo, mientras la comunidad se arrodilla, y después de un espacio de silencio, dice la oración del dia.
A principios del siglo IV había en la cristiandad una gran confusión sobre cuándo había de celebrarse la Pascua cristiana o día de Pascua de Resurrección, con motivo del aniversario de la resurrección de Jesús de Nazaret. Habían surgido en aquel momento numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios. Ya en el Concilio de Arlés (en el año 314), se obligó a toda la Cristiandad a celebrar la Pascua el mismo día, y que esta fecha habría de ser fijada por el Papa, que enviaría epístolas a todas las iglesias del orbe con las instrucciones necesarias. Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron estos preceptos. Es en el Concilio de Nicea (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para este asunto.
En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:
Que la Pascua se celebrase en domingo.
Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).
No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría, si bien el Concilio de Nicea dio la razón a los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se calculaba en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo al resto de la cristiandad.
Finalmente fue Dionisio el Exiguo (en el año 525) quien desde Roma convenció de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.
La Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera, y se debe calcular empleando la Luna llena eclesiástica; sin embargo, ésta casi siempre coincide con la Luna llena astronómica, de modo que para efectos de cálculo es generalmente válido emplear la más tradicional definición astronómica. Por ello puede ser tan temprano como el 22 de marzo, o tan tarde como el 25 de abril.
En algunos países se suspenden las labores docentes durante dos semanas que abarcan desde el sábado anterior al viernes santo hasta el segundo domingo después del Viernes Santo.
A principios del siglo IV había en la cristiandad una gran confusión sobre cuándo había de celebrarse la Pascua cristiana o día de Pascua de Resurrección, con motivo del aniversario de la resurrección de Jesús de Nazaret. Habían surgido en aquel momento numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios. Ya en el Concilio de Arlés (en el año 314), se obligó a toda la Cristiandad a celebrar la Pascua el mismo día, y que esta fecha habría de ser fijada por el Papa, que enviaría epístolas a todas las iglesias del orbe con las instrucciones necesarias. Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron estos preceptos. Es en el Concilio de Nicea (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para este asunto.
En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:
Que la Pascua se celebrase en domingo.
Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).
No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría, si bien el Concilio de Nicea dio la razón a los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se calculaba en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo al resto de la cristiandad.
Finalmente fue Dionisio el Exiguo (en el año 525) quien desde Roma convenció de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.
La Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera, y se debe calcular empleando la Luna llena eclesiástica; sin embargo, ésta casi siempre coincide con la Luna llena astronómica, de modo que para efectos de cálculo es generalmente válido emplear la más tradicional definición astronómica. Por ello puede ser tan temprano como el 22 de marzo, o tan tarde como el 25 de abril.
En algunos países se suspenden las labores docentes durante dos semanas que abarcan desde el sábado anterior al viernes santo hasta el segundo domingo después del Viernes Santo.