jueves, 11 de marzo de 2010

El Viernes Santo fue presumiblemente, celebrado ya por los primeros cristianos como un día de ayuno y de duelo. Transmitió este carácter durante siglos. Tertuliano (al final del siglo II) ya testimoniaba sobre el gran ayuno que tenía lugar en aquel día.
Las iglesias protestantes, habían asumido el Viernes Santo como un día celebrativo sólo en parte. En el siglo XVII, se remarcó en este un carácter penitencial, perdiendo así su esencia original. En contra de la práctica antigua, en este día (como el único del año) no se celebraba la Santa Cena, y ésta quedaba en un segundo plano.
Hoy en día, se trata de llegar a celebrar este día nuevamente en el sentido original.
En el día de Viernes Santo, escucharemos como es crucificado el Hijo de Dios. La comunidad cristiana se enmudece, deja sólo hablar a la Palabra de Dios. Esto encuentra su expresión cuando vemos que muchas liturgias de la víspera de la muerte de Jesús contienen sólo una lectura que proviene generalmente de la oración de un Salmo.

En el Viernes Santo se apagan las velas que, son símbolo de la luz viva que, ha sido, que es y será Jesús mismo. Estas se encenderán recién en la noche de Pascua, en la luz que simbolizará la Pascua.

El color litúrgico del Viernes Santo y del Sábado Santo (o de Gloria) es el negro. Aunque también existe la costumbre de retirar todos los paramentos y adornos del altar como señal de "ausencia". El negro es el "color" de la muerte, de la oscuridad, de la negación de toda vida.
En el Viernes Santo, se enmudece la alabanza de la comunidad – el suceso de la cruz la acalla—quizás hasta la avergüenza, en vista del sufrimiento por nosotros de nuestro Señor Jesucristo.

Durante el día de Viernes Santo, enmudecemos en vista de este sufrimiento de nuestro Señor que, se dio para que tengamos Paz con Dios. Pensamos también en las personas que, en nuestro tiempo son perseguidas y asesinadas por confesar sin miedo el nombre de Jesús y debemos reconocer que la injusticia entre nosotros no ha llegado aún a su fin. Por medio de la cruz, seremos fortalecidos para promover en este mundo la justicia y la reconciliación.

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