1.- ¿CÓMO SE PUSO AL CORRIENTE CON LA FE CATÓLICA?¿QUÉ LE LLEVÓ FINALMENTE A ABRAZARLA?
¡Primero me di a conocer como su enemigo! Yo era un protestante convencido, calvinista en mi pensar y con un estilo evangelista. Creía que la Iglesia Católica era el enemigo del verdadero cristianismo. Estaba enamorado de la Biblia y ésa era mi perdición como protestante. A pesar de mi resistencia, mi estudio bíblico me llevó a adoptar un punto de vista sacramental global. Esto me llevó a ver la necesidad de objetiva y terrena autoridad en las personas unidas con Dios. Me llevó a los Padres de la Iglesia, que eran profundos intérpretes de la Biblia. Lo que encontré en los Padres era una iglesia que correspondía perfectamente con la religión bíblica, pero que se parecía mucho a la Iglesia Católica. Yo quería estar allí con los Apóstoles, los Padres, los mártires y los santos.
2.- EN LA "CENA DEL CORDERO" DESCRIBIÓ SU PRIMER ENCUENTRO CON LA SAGRADA EUCARISTÍA. ¿PODRÍA CONTARNOS SU EXPERIENCIA Y LO QUE LOS PRIMEROS CRISTIANOS TUVIERON QUE VER EN ELLO ?
Había estado estudiando los escritos de los Padres, y había encontrado contadas referencias a "la Liturgia", "la Eucaristía", "el Sacrificio". Para esos primeros cristianos, la Biblia -el libro que yo más quería- era incomprensible separado del acontecimiento que los católicos actuales denominaban "la Misa". Bueno, yo no había tenido ninguna experiencia litúrgica, así que me persuadí para ir y ver, como parte de un ejercicio académico. Conforme la Misa transcurría, comencé a darme cuenta de lo bíblica que era: un versículo era de Isaías, otro de los Salmos, otro de san Pablo. La experiencia fue abrumadora. Entonces, vi al sacerdote levantar la hostia y sentí una jaculatoria que salió de mi corazón en un susurro: "Señor mío y Dios mío. ¡Realmente eres Tú!" Continué resistiéndome a la conversión, pero la resistencia fue inútil desde aquél momento.
3.- ¿QUÉ RELEVANCIA TIENEN HOY LOS PRIMEROS CRISTIANOS? ¿QUÉ COSAS TIENEN EN COMÚN CON NOSOTROS?
Scott Hahn
La naturaleza humana no ha cambiado. Ellos hablaban de las mismas preocupaciones que tenemos hoy -la necesidad de salvarse, el deseo de ser virtuoso, la dificultad para superar el pecado-. Hablan de eso temas con cierta frescura. Cuando leemos a los Padres, estamos escuchando el Evangelio como fue predicado al mundo pagano. También nos proporcionan excelentes modelos para llegar a un mundo, como el nuestro, que ha sido repaganizado.
4.- HA ESCRITO NUMEROSOS LIBROS SOBRE TEMAS RELACIONADOS CON LA FE CATÓLICA Y LA SAGRADA ESCRITURA. ¿CUÁL ES SU PROPÓSITO Y QUÉ PRETENDE CONSEGUIR CON ELLO?
Mi propósito ahora es el mismo que ha sido durante décadas: fomentar la capacidad para comprender la Biblia en todos los católicos y la elocuencia para que profesores y clérigos la expliquen correctamente. Esto suena absurdamente ambicioso, lo sé, pero es cierto.
No es sólo el propósito de mis libros, sino también la misión del Centro de Teología Bíblica de San Pablo, que yo fundé. El centro ofrece gran variedad de actividades, muchas para católicos ordinarios, pero muchas otras para estudiantes.Ofrecemos estudios bíblicos de manera gratuita por internet, organizamos conferencias, formamos catequistas con los mejores métodos para guiar el estudio bíblico, tenemos nuestras propias publicaciones (libros, una revista, una hoja informativa), organizamos peregrinaciones a Roma y a Tierra Santa, poseemos una de las mejores bibliotecas para estudios bíblicos en internet.
Después de casi veinte años escribiendo y diez años dirigiendo el centro, estoy animado por los logros conseguidos. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer. Y sé que Dios lo hará. Así que, aun siendo mi trabajo, no hay de qué preocuparse.
5. ¿CUÁL ES EL SECRETO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS PARA SU RÁPIDA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO ANTIGUO? ¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE ELLOS?
Diría que era la frescura del Evangelio. Ellos (los paganos) lo oyeron y vieron que era algo completamente diferente a lo que su cultura les estaba ofreciendo. Por esa razón era atractivo. Nosotros, después de un milenio y medio de legal y establecido cristianismo, nos hemos dejado de dar cuenta de que el Evangelio sigue siendo fresco, nuevo y radical. Muchas veces se sigue manteniendo erróneamente en severo contraste con lo que la cultura nos ofrece. Necesitamos sumergirnos en un estudio lleno de oración y en una oración llena de estudio, y así veremos a Jesús más claramente. Él se encargará de todo desde ese momento. Si algo nos falta es esa amistad con Él, sostenida a través de una constante y disciplinada vida de oración.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
jueves, 9 de diciembre de 2010
Lewis autor de Narnia
C. S. Lewis: La conversión de un filósofo
José Ramón Ayllón, "Dios y los náufragos"
Todo un maestro de la escritura
Ateísmo
C. S. Lewis fue un hombre lleno de amigos, libros y alumnos. Nació en 1898, y en 1925 ya enseñaba filosofía y literatura en Oxford. Hasta su muerte en 1963 fue un profesor eminente, autor de célebres ensayos, cuentos y libros de texto. Su vida está marcada por su conversión al cristianismo a la misma edad que San Agustín. Ese giro radical lo explica y justifica en un puñado de libros escritos con un estilo vivo y una lógica apabullante. Lewis domina el arte de argumentar. Su dialéctica apura la ironía y la sutileza, tal y como confiesa haber aprendido de uno de sus profesores:
"Si alguna vez ha existido un hombre que fuera casi un ente puramente lógico, ese hombre fue Kirk (...). Le asombraba que hubiera quien no deseara que le aclarasen algo o le corriegiesen (...). Al final, a menos que me sobreestime, me convertí en un "sparring" nada despreciable. Fue un gran día aquél en que el hombre que durante tanto tiempo había peleado para demostrar mi imprecisión, me acabó adviritiendo de los peligros de tener una sutileza excesiva".
Ateo pero razonable
Lewis era ateo porque, desde la temprana muerte de su madre, sentía el universo como un espacio terriblemente frío y vacío, donde la historia humana era en gran parte una secuencia de crímenes, guerras, enfermedades y dolor.
José Ramón Ayllón, "Dios y los náufragos"
Todo un maestro de la escritura
Ateísmo
C. S. Lewis fue un hombre lleno de amigos, libros y alumnos. Nació en 1898, y en 1925 ya enseñaba filosofía y literatura en Oxford. Hasta su muerte en 1963 fue un profesor eminente, autor de célebres ensayos, cuentos y libros de texto. Su vida está marcada por su conversión al cristianismo a la misma edad que San Agustín. Ese giro radical lo explica y justifica en un puñado de libros escritos con un estilo vivo y una lógica apabullante. Lewis domina el arte de argumentar. Su dialéctica apura la ironía y la sutileza, tal y como confiesa haber aprendido de uno de sus profesores:
"Si alguna vez ha existido un hombre que fuera casi un ente puramente lógico, ese hombre fue Kirk (...). Le asombraba que hubiera quien no deseara que le aclarasen algo o le corriegiesen (...). Al final, a menos que me sobreestime, me convertí en un "sparring" nada despreciable. Fue un gran día aquél en que el hombre que durante tanto tiempo había peleado para demostrar mi imprecisión, me acabó adviritiendo de los peligros de tener una sutileza excesiva".
Ateo pero razonable
Lewis era ateo porque, desde la temprana muerte de su madre, sentía el universo como un espacio terriblemente frío y vacío, donde la historia humana era en gran parte una secuencia de crímenes, guerras, enfermedades y dolor.
Catecismo de la Iglesia Catolica
El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia
84 "El depósito" (cf. 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,12-14) de la fe (depositum fidei), contenido en la sagrada Tradición y en la sagrada Escritura fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho depósito, todo el pueblo santo, unido a sus pastores, persevera constantemente en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones, de modo que se cree una particular concordia entre pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida" (DV 10).
El Magisterio de la Iglesia
85 "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.
86 "El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).
87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: "El que a vosotros escucha a mí me escucha" (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.
Los dogmas de la fe
88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces que iluminan el camino de nuestra fe y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31-32).
90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Concilio Vaticano I: DS 3016: "mysteriorum nexus "; LG 25). «Conviene recordar que existe un orden o "jerarquía" de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana" (UR 11).
El sentido sobrenatural de la fe
91 Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1 Jn 2, 20-27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16, 13).
92 «La totalidad de los fieles [...] no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos" muestran su consentimiento en cuestiones de fe y de moral» (LG 12).
84 "El depósito" (cf. 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,12-14) de la fe (depositum fidei), contenido en la sagrada Tradición y en la sagrada Escritura fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho depósito, todo el pueblo santo, unido a sus pastores, persevera constantemente en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones, de modo que se cree una particular concordia entre pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida" (DV 10).
El Magisterio de la Iglesia
85 "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.
86 "El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).
87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: "El que a vosotros escucha a mí me escucha" (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.
Los dogmas de la fe
88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces que iluminan el camino de nuestra fe y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31-32).
90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Concilio Vaticano I: DS 3016: "mysteriorum nexus "; LG 25). «Conviene recordar que existe un orden o "jerarquía" de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana" (UR 11).
El sentido sobrenatural de la fe
91 Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1 Jn 2, 20-27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16, 13).
92 «La totalidad de los fieles [...] no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos" muestran su consentimiento en cuestiones de fe y de moral» (LG 12).
La inmaculada Concepcion
LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Los orígenes de la Fiesta
En la Constitución Ineffabilis Deus de 8 de Diciembre de 1854, Pío IX pronunció y definió que la Santísima Virgen María «en el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia concedidos por Dios, en vista de los méritos de Jesucristo, el Salvador del linaje humano, fue preservada de toda mancha de pecado original». De esta manera proclamaba como dogma de fe de forma definitiva lo que la tradición popular había sostenido desde los comienzos de la Iglesia.
1. LA SAGRADA ESCRITURA
En la Sagrada Escritura encontramos algunas referencias (aunque no directas) a la Virgen. El primer pasaje escriturístico que contiene la promesa de la redención menciona también a la Madre del Redentor: “Yo pondré enemistad entre ti y la mujer y su estirpe; ella aplastará tu cabeza cuando tú aceches para morderle su talón” (Génesis 3:15).
Por otra parte en el evangelio de San Lucas, el saludo del ángel Gabriel (Cfr. Lucas 1:28) “Dios te salve, llena de gracia” , “chaire kecharitomene”, indica una alabanza a la abundancia de gracia, un sobrenatural estado del alma agradable a Dios, que encuentra explicación sólo en la Inmaculada Concepción de María. También se han visto referencias a la Virgen María en el libro de los Proverbios, el Eclesiático y el Cantar de los Cantares (Cfr. Cant. 4:7).
2. LOS PADRES DE LA IGLESIA
Respecto de la impecabilidad de María, los antiguos Padres son muy cautelosos, aunque insisten en dos puntos sobre todo: la absoluta pureza de María y su posición como segunda Eva (Cfr. 1 Cor 15:22). Esta celebrada comparación entre Eva, por algún tiempo inmaculada e incorrupta -no sujeta al pecado original- y la Santísima Virgen es desarrollado por varios Padres de la Iglesia: San Justino, San Ireneo de Lyon, Tertuliano, San Cirilo de Jerusalén y Sedulio entre otros.
Los escritos patrísticos sobre la absoluta pureza de María son muy abundantes: Orígenes la llama «digna de Dios, inmaculada del inmaculado, la más completa santidad, perfecta justicia, ni engañada por la persuasión de la serpiente, ni infectada con su venenoso aliento». San Ambrosio dice que «es incorrupta, una virgen inmune por la gracia de toda mancha de pecado». San Agustín declara que todos los justos han conocido verdaderamente el pecado «excepto la Santa Virgen María, de quien, por el honor del Señor, yo no pondría en cuestión nada en lo que concierne al pecado».
Los Padres sirios nunca se cansaron de ensalzar la impecabilidad de María. San Efrén describe la excelencia de la gracia y santidad de María: «La Santísima Señora, Madre de Dios, la única pura en alma y cuerpo, la única que excede toda perfección de pureza, única morada de todas las gracias del más Santo Espíritu [..], mi Señora santísima, purísima, sin corrupción, la solamente inmaculada».
3. EL ORIGEN DE LA FIESTA
La antigua fiesta de la Concepción de María (Concepción de Santa Ana), que tuvo su origen en los monasterios de Palestina a final del siglo VII, y la moderna fiesta de la Inmaculada Concepción no son idénticas en su origen, aunque la fiesta de la Concepción de Santa Ana se convirtió con el paso del tiempo en la de la Inmaculada Concepción.
Para determinar el origen de esta fiesta debemos tener en cuenta los documentos genuinos que poseemos. El más antiguo es el canon de la fiesta, compuesto por San Andrés de Creta, quien escribió su himno litúrgico en la segunda mitad del siglo VII. En la Iglesia Oriental la solemnidad emergió de comunidades monásticas, entró en las catedrales, fue glorificada por los predicadores y poetas, y eventualmente fue fijada fiesta en el calendario de Basilio II, con la aprobación de la Iglesia y del Estado.
En la Iglesia Occidental la fiesta aparece cuando en el Oriente su desarrollo se había detenido. El tímido comienzo de la nueva fiesta en algunos monasterios anglosajones en el siglo XI, en parte ahogada por la conquista de los normandos, vino seguido de su recepción en algunos cabildos y diócesis del clero anglo-normando. El definitivo y fiable conocimiento de la fiesta en Occidente vino desde Inglaterra; se encuentra en el calendario de Old Minster, Winchester, datado hacia el año 1030, y en otro calendario de New Minster, Winchester, escrito entre 1035 y 1056. Esto demuestra que la fiesta era reconocida por la autoridad y observada por los monjes sajones con considerable solemnidad.
Después de la invasión normanda en 1066, el recién llegado clero normando abolió la fiesta en algunos monasterios de Inglaterra donde había sido establecida por los monjes anglosajones. Pero hacia fines del siglo XI, a través de los esfuerzos de Anselmo el Joven, fue retomada en numerosos establecimientos anglo-normandos. Durante la Edad Media la Fiesta de la Concepción de María fue comúnmente llamada la «Fiesta de la nación normanda», lo cual manifiesta que era celebrada en Normandía con gran esplendor y que se extendió por toda la Europa Occidental.
Por un Decreto de 28 de Febrero de 1476, Sixto IV adoptó por fin la fiesta para toda la Iglesia Latina y otorgó una indulgencia a todos cuantos asistieran a los Oficios Divinos de la solemnidad. Para poner fin a toda ulterior cavilación, Alejandro VII promulgó el 8 de Diciembre de 1661 la famosa constitución «Sollicitudo omnium Ecclesiarum» en la que declaró que la inmunidad de María del pecado original en el primer momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo eran objeto de fe.
Desde el tiempo de Alejandro VII hasta antes de la definición final, no hubo dudas por parte de los teólogos de que el privilegio estaba entre las verdades reveladas por Dios. Finalmente Pío IX, rodeado por una espléndida multitud de cardenales y obispos, promulgó el dogma el 8 de Diciembre de 1854.
Los orígenes de la Fiesta
En la Constitución Ineffabilis Deus de 8 de Diciembre de 1854, Pío IX pronunció y definió que la Santísima Virgen María «en el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia concedidos por Dios, en vista de los méritos de Jesucristo, el Salvador del linaje humano, fue preservada de toda mancha de pecado original». De esta manera proclamaba como dogma de fe de forma definitiva lo que la tradición popular había sostenido desde los comienzos de la Iglesia.
1. LA SAGRADA ESCRITURA
En la Sagrada Escritura encontramos algunas referencias (aunque no directas) a la Virgen. El primer pasaje escriturístico que contiene la promesa de la redención menciona también a la Madre del Redentor: “Yo pondré enemistad entre ti y la mujer y su estirpe; ella aplastará tu cabeza cuando tú aceches para morderle su talón” (Génesis 3:15).
Por otra parte en el evangelio de San Lucas, el saludo del ángel Gabriel (Cfr. Lucas 1:28) “Dios te salve, llena de gracia” , “chaire kecharitomene”, indica una alabanza a la abundancia de gracia, un sobrenatural estado del alma agradable a Dios, que encuentra explicación sólo en la Inmaculada Concepción de María. También se han visto referencias a la Virgen María en el libro de los Proverbios, el Eclesiático y el Cantar de los Cantares (Cfr. Cant. 4:7).
2. LOS PADRES DE LA IGLESIA
Respecto de la impecabilidad de María, los antiguos Padres son muy cautelosos, aunque insisten en dos puntos sobre todo: la absoluta pureza de María y su posición como segunda Eva (Cfr. 1 Cor 15:22). Esta celebrada comparación entre Eva, por algún tiempo inmaculada e incorrupta -no sujeta al pecado original- y la Santísima Virgen es desarrollado por varios Padres de la Iglesia: San Justino, San Ireneo de Lyon, Tertuliano, San Cirilo de Jerusalén y Sedulio entre otros.
Los escritos patrísticos sobre la absoluta pureza de María son muy abundantes: Orígenes la llama «digna de Dios, inmaculada del inmaculado, la más completa santidad, perfecta justicia, ni engañada por la persuasión de la serpiente, ni infectada con su venenoso aliento». San Ambrosio dice que «es incorrupta, una virgen inmune por la gracia de toda mancha de pecado». San Agustín declara que todos los justos han conocido verdaderamente el pecado «excepto la Santa Virgen María, de quien, por el honor del Señor, yo no pondría en cuestión nada en lo que concierne al pecado».
Los Padres sirios nunca se cansaron de ensalzar la impecabilidad de María. San Efrén describe la excelencia de la gracia y santidad de María: «La Santísima Señora, Madre de Dios, la única pura en alma y cuerpo, la única que excede toda perfección de pureza, única morada de todas las gracias del más Santo Espíritu [..], mi Señora santísima, purísima, sin corrupción, la solamente inmaculada».
3. EL ORIGEN DE LA FIESTA
La antigua fiesta de la Concepción de María (Concepción de Santa Ana), que tuvo su origen en los monasterios de Palestina a final del siglo VII, y la moderna fiesta de la Inmaculada Concepción no son idénticas en su origen, aunque la fiesta de la Concepción de Santa Ana se convirtió con el paso del tiempo en la de la Inmaculada Concepción.
Para determinar el origen de esta fiesta debemos tener en cuenta los documentos genuinos que poseemos. El más antiguo es el canon de la fiesta, compuesto por San Andrés de Creta, quien escribió su himno litúrgico en la segunda mitad del siglo VII. En la Iglesia Oriental la solemnidad emergió de comunidades monásticas, entró en las catedrales, fue glorificada por los predicadores y poetas, y eventualmente fue fijada fiesta en el calendario de Basilio II, con la aprobación de la Iglesia y del Estado.
En la Iglesia Occidental la fiesta aparece cuando en el Oriente su desarrollo se había detenido. El tímido comienzo de la nueva fiesta en algunos monasterios anglosajones en el siglo XI, en parte ahogada por la conquista de los normandos, vino seguido de su recepción en algunos cabildos y diócesis del clero anglo-normando. El definitivo y fiable conocimiento de la fiesta en Occidente vino desde Inglaterra; se encuentra en el calendario de Old Minster, Winchester, datado hacia el año 1030, y en otro calendario de New Minster, Winchester, escrito entre 1035 y 1056. Esto demuestra que la fiesta era reconocida por la autoridad y observada por los monjes sajones con considerable solemnidad.
Después de la invasión normanda en 1066, el recién llegado clero normando abolió la fiesta en algunos monasterios de Inglaterra donde había sido establecida por los monjes anglosajones. Pero hacia fines del siglo XI, a través de los esfuerzos de Anselmo el Joven, fue retomada en numerosos establecimientos anglo-normandos. Durante la Edad Media la Fiesta de la Concepción de María fue comúnmente llamada la «Fiesta de la nación normanda», lo cual manifiesta que era celebrada en Normandía con gran esplendor y que se extendió por toda la Europa Occidental.
Por un Decreto de 28 de Febrero de 1476, Sixto IV adoptó por fin la fiesta para toda la Iglesia Latina y otorgó una indulgencia a todos cuantos asistieran a los Oficios Divinos de la solemnidad. Para poner fin a toda ulterior cavilación, Alejandro VII promulgó el 8 de Diciembre de 1661 la famosa constitución «Sollicitudo omnium Ecclesiarum» en la que declaró que la inmunidad de María del pecado original en el primer momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo eran objeto de fe.
Desde el tiempo de Alejandro VII hasta antes de la definición final, no hubo dudas por parte de los teólogos de que el privilegio estaba entre las verdades reveladas por Dios. Finalmente Pío IX, rodeado por una espléndida multitud de cardenales y obispos, promulgó el dogma el 8 de Diciembre de 1854.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Daños del aborto (psiquicos)
1ª Web
SECUELAS PSÍQUICAS DEL ABORTO: En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44% se quejaba de trastornos nerviosos, el 36% había sufrido alteraciones del sueño, el 31% tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11% le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. Un estudio retrospectivo detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. El 25% de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3% del grupo de control. Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto.
2ª Web
NECESIDAD DE TRATAMIENTO PSICOLÓGICO:
En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo de control [ 3 % of the control group ]. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto.
3ªWeb
El aborto provoca serios problemas emocionales como:
Remordimientos – La mayoría de las mujeres que abortaron tuvieron sentimientos de remordimiento por la falta del hijo que "debería haber dado a luz".
La salud psicológica y física de la mujer se ve afectada por el aborto de aquel que siempre será para ella, a lo largo de toda su vida, su propio hijo, haya o no nacido.
Los síntomas clínicos del remordimiento que ello provoca, varían y perduran hasta muchos años después del horrendo crimen.
La Dra. Marie A. Peeterers-Ney afirma:
"En la literatura aparecen síntomas tales como (...) el del aniversario de la fecha del aborto o de las fecha en que hubiese nacido el bebé, con motivo del cual la mujer tiene dolores abdominales, migraña, afecciones psicológicas o disfunciones sexuales".
El aborto marca para siempre, como lo confirman numerosos testimonios: "No sé por qué lo hice," declaró una mujer, "pero de lo que sí estoy segura es que aún no me recupero de esa experiencia. Las pesadillas no me dejan vivir en paz."
4ªWeb
En el debate relacionado con la ampliación de la ley del aborto, no es razonable seguir escuchando argumentos no-científicos como cuando se dice que el embrión es como un mioma que forma parte del cuerpo de la madre y por tanto la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Actualmente mas del 97% de los abortos que se realizan en España es para evitar un riesgo psíquico de la madre, pero… ¿realmente disminuye el aborto el riesgo para la salud psíquica de la madre?.
No hay ninguna prueba científica que haya mostrado mejoría en la salud psíquica de las mujeres que han abortado.
Por el contrario hay numerosos estudios científicos que demuestran que el aborto ocasiona a la mayoría de las mujeres un conjunto de graves trastornos psiquiátricos que se engloban bajo la denominación de “síndrome post-aborto”. El síndrome post-aborto es una variante del trastorno post-traumático que se manifiesta en al menos el 65% de las mujeres que se someten a un aborto provocado. Sus síntomas más frecuentes son: Síntomas depresivos (80%), síntomas ansiosos (70%), sentimientos de culpa (50%), sueños o pesadillas que reviven el acontecimiento (58%), intentos de suicidio (40%), abuso de drogas (30%) etc. Según una investigación con mujeres que han abortado el 60% declara “parte de mi murió”.
La evidencia científica demuestra que el someterse a un aborto, lejos de mejorar la salud psíquica de la mujer, ocasiona en la mayoría de ellas graves trastornos psíquicos. No hay ninguna base científica para mantener el riesgo para la salud psíquica de la madre como una justificación para el aborto provocado.
SECUELAS PSÍQUICAS DEL ABORTO: En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44% se quejaba de trastornos nerviosos, el 36% había sufrido alteraciones del sueño, el 31% tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11% le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. Un estudio retrospectivo detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. El 25% de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3% del grupo de control. Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto.
2ª Web
NECESIDAD DE TRATAMIENTO PSICOLÓGICO:
En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo de control [ 3 % of the control group ]. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto.
3ªWeb
El aborto provoca serios problemas emocionales como:
Remordimientos – La mayoría de las mujeres que abortaron tuvieron sentimientos de remordimiento por la falta del hijo que "debería haber dado a luz".
La salud psicológica y física de la mujer se ve afectada por el aborto de aquel que siempre será para ella, a lo largo de toda su vida, su propio hijo, haya o no nacido.
Los síntomas clínicos del remordimiento que ello provoca, varían y perduran hasta muchos años después del horrendo crimen.
La Dra. Marie A. Peeterers-Ney afirma:
"En la literatura aparecen síntomas tales como (...) el del aniversario de la fecha del aborto o de las fecha en que hubiese nacido el bebé, con motivo del cual la mujer tiene dolores abdominales, migraña, afecciones psicológicas o disfunciones sexuales".
El aborto marca para siempre, como lo confirman numerosos testimonios: "No sé por qué lo hice," declaró una mujer, "pero de lo que sí estoy segura es que aún no me recupero de esa experiencia. Las pesadillas no me dejan vivir en paz."
4ªWeb
En el debate relacionado con la ampliación de la ley del aborto, no es razonable seguir escuchando argumentos no-científicos como cuando se dice que el embrión es como un mioma que forma parte del cuerpo de la madre y por tanto la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Actualmente mas del 97% de los abortos que se realizan en España es para evitar un riesgo psíquico de la madre, pero… ¿realmente disminuye el aborto el riesgo para la salud psíquica de la madre?.
No hay ninguna prueba científica que haya mostrado mejoría en la salud psíquica de las mujeres que han abortado.
Por el contrario hay numerosos estudios científicos que demuestran que el aborto ocasiona a la mayoría de las mujeres un conjunto de graves trastornos psiquiátricos que se engloban bajo la denominación de “síndrome post-aborto”. El síndrome post-aborto es una variante del trastorno post-traumático que se manifiesta en al menos el 65% de las mujeres que se someten a un aborto provocado. Sus síntomas más frecuentes son: Síntomas depresivos (80%), síntomas ansiosos (70%), sentimientos de culpa (50%), sueños o pesadillas que reviven el acontecimiento (58%), intentos de suicidio (40%), abuso de drogas (30%) etc. Según una investigación con mujeres que han abortado el 60% declara “parte de mi murió”.
La evidencia científica demuestra que el someterse a un aborto, lejos de mejorar la salud psíquica de la mujer, ocasiona en la mayoría de ellas graves trastornos psíquicos. No hay ninguna base científica para mantener el riesgo para la salud psíquica de la madre como una justificación para el aborto provocado.
Credo:Jesucristo es Dios y hombre
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de
todo lo visible y lo invisible.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y
por nuestra salvación bajó del cielo,
que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre;
padeció bajo el poder de Poncio
Pilato
fue crucificado,
muerto y sepultado,
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció
y fue sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre
los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos.
y resucitó al tercer día, según las
Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
La santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de
todo lo visible y lo invisible.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y
por nuestra salvación bajó del cielo,
que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre;
padeció bajo el poder de Poncio
Pilato
fue crucificado,
muerto y sepultado,
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció
y fue sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre
los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos.
y resucitó al tercer día, según las
Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
La santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)